Hoy os planteamos una reflexión muy interesante acerca del papel del maestro desde las diferentes perspectivas implicadas; ¿QUÉ ES SER UN BUEN DOCENTE?
La idea de consensuar un compendio de características que califiquen a un docente como eficaz, es una tarea compleja por la diversidad, tanto de opiniones respecto a ello, como de posibilidades adecuadas a los casos concretos. La edad de los alumnos, el contexto sociocultural, el municipio, el carácter del centro educativo…son algunas de las variables que afectarán al modelo ideal que se busca.
Teniendo en cuenta la concepción sobre el propio proceso de enseñanza-aprendizaje, existen varias perspectivas de estudio sobre la eficacia:
- Paradigma presagio-producto: Las características propias del profesor, determinarán los logros obtenidos por parte de los alumnos. Se busca que el profesor sea una persona con estabilidad emocional, cooperativa, que tenga capacidad de liderazgo, e incluso buena apariencia física.
- Paradigma proceso-producto: Independientemente del tipo de alumno, el profesor es el que, con su comportamiento, conocimiento y forma de trabajo, determinará su eficacia en el proceso.
- Paradigma del pensamiento del profesor: Los valores y creencias del propio docente influyen en su eficacia.
Como podemos observar, estos paradigmas tienen en cuenta únicamente al docente, y no a la parte constructiva que tiene el aprendiz. Veamos qué opinan ellos:
Los alumnos califican a un buen docente como el que no manda muchas tareas, que es simpático y agradable con los alumnos, manteniendo relaciones cercanas con los mismos. Destacan la importancia de hablar sabiendo dirigirse hacia ellos, sin creerse superior. Se puntualiza también la importancia de que sepa sobre la materia que va a enseñar, que atienda con interés las dudas y ofrezca ayuda a los que lo necesitan.
La mayoría de calificaciones atienden a la actitud del profesor frente a los alumnos, en tanto a cómo es su carácter a grandes rasgos.
(Muestra de un grupo de 50 alumnos de entre 8 a 18 años)
La visión del buen docente desde él mismo se relaciona con la capacidad de saber transmitir los conocimientos que maneja de forma clara y adecuada al grupo de alumnos. Formación, vocación y conocimiento de técnicas para saber transmitir. Que mantenga una actitud proactiva hacia su labor, transmitiendo pasión por lo que realiza y conectando a través de ello con los alumnos. La forma de comunicación se muestra también como una idea importante, sabiendo captar la atención del alumno a través del buen uso del lenguaje verbal y no verbal. Innovar dentro del aula y romper con la monotonía, ser cercano y abierto, pero a la vez autoritario y sobre todo saber motivar, teniendo en cuenta las necesidades y características de los alumnos. Por supuesto que le gusten los niños y sepa trabajar acorde a su desarrollo. Mantenerse en constante formación y saber programar su acción, estableciendo metas y objetivos.
(Muestra de 20 profesionales de la educación que ejercen como profesores o se dedican a temas relacionados a través de otros organismos)
Las familias señalan mayoritariamente la autoridad pero cercanía hacia sus hijos. Mantener relaciones saludables dentro del aula. Saber comprender sus circunstancias y respetar del mismo modo las mismas en el proceso enseñanza-aprendizaje; ser flexible ante las necesidades de los alumnos. Que se recicle y adapte su trabajo al contexto, aplicando las técnicas pedagógicas que considere más adecuadas. Saber escuchar y del mismo modo comunicarse. Por último, que tenga en cuenta a las familias.
(Muestra de 10 padres y madres de alumnos en edad escolar)
Uniendo todas estas perspectivas podemos definir a un buen docente como el que, formado para ello, se siente vocacionalmente unido a su labor, formándose constantemente para adaptarse al tiempo y circunstancias que puedan aparecer. Con los alumnos mantiene relaciones cercanas, pero estando claro quién tiene el control, la autoridad. Debe ser por tanto una persona empática y afable, con capacidad para liderar y a la vez crear un buen ambiente en el aula. Que programe su acción y tenga establecidos objetivos reales, manteniendo siempre una consideración individual para adaptar las metas a cada caso particular en la medida de lo posible.
¿Qué opinas sobre esta percepción del buen docente? ¿Qué piensas tú qué es importante para ser el maestro ideal? ¡Te leemos por aquí y por nuestras redes sociales!
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